La miel de las Cinque Terre nace en un entorno único en el mundo, entre las terrazas con vistas al mar, conquistadas por el arduo trabajo del hombre y las laderas naturales ricas en fragantes flores.
La miel de esta región es fruto de flores espontáneas o cultivadas, caracterizadas por un alto porcentaje de flores de brezo y otras plantas mediterráneas.
El mar y la exposición al sol hacen que la miel de las Cinque Terre sea única, con la peculiaridad de la presencia de microclimas a unos cientos de metros de distancia. Más arriba pino marítimo, pino carrasco, corcho, castaño. Hacia la costa, hinojo marino y dauco marino; entre las rocas arbustos de romero, tomillo, y lavanda. Y, por supuesto, el matorral mediterráneo, con brezos arbóreos, lentisco, mirto, terebinto, retama espinosa, fresa, enebro rojo, zarzaparrilla, castaña, flamígera, espárragos y madreselva marina. Y luego los árboles frutales con flores que florecen en diferentes meses del año: cerezos, albaricoques, melocotones, naranjas, limones, moras ...
Gracias a esta gran variedad de plantas y flores, la miel que se produce en las Cinque Terre se elabora a partir de brezo de árbol, acacia, castaño y flores silvestres.
Durante el proceso de producción, la miel se deposita por sedimentación natural, sin ser filtrada, conteniendo así polen, jalea real, propóleo y posibles residuos de cera alveolar. No se utilizan productos invasivos ni pesticidas.